sábado, 16 de febrero de 2013
Carta de un niño a sus maestros.
"Pero no importa en que grado estoy, lo importante para mí es ésto:
-Ténganme paciencia...
-Acompáñenme en este camino...
-Bríndenme un espacio para pensar, hablar, sentir, ser yo...
-No me traten como un adulto soy un niño y estoy aprendiendo.
...¿Saben? Alguien dijo que el error es constructivo...
-No me corten las alas a la medida de ustedes. Déjenme volar, ser libre...
-Yo soy yo, no un pedacito de cada uno de ustedes.
..Ah, además, soy diferente de los otros.
-Quiero jugar, crear, imaginar, gozar...
-Permítanme elegir, proponer, hacer...
Las palabras, los sonidos, las imágenes, los números, los experimentos, los juegos con mi cuerpo, la realidad que me rodea: irán poblando este mundo e iré abriendo puertas y ventanas a cada paso para descubrir la belleza de este universo nuevo.
Ah, me olvidaba de decirles lo más importante:
Bríndenme amor, todo el amor del mundo, porque además de este universo nuevo que voy a descubrir, quiero una escuela donde sea feliz.
Gracias por escucharme ".
Asamblea en la carpintería.
Cuentan que en la carpintería hubo una vez una extraña asamblea.
Fue una reunión de herramientas para arreglar sus diferencias.
El martillo ejerció la presidencia, pero la asamblea le notificó que
tenía que renunciar. ¿La causa? !Haía demasiado ruido. Y además se
pasaba el tiempo golpeando.
El martillo aceptó su culpa, pero pidió que también fuera expulsado el
tornillo, dijo que había que darle muchas vueltas para que sirviera de
algo.
Ante el ataque el tornillo acepto también, pero a su vez pidió la
expulsión de la lija. Hizo ver que era muy áspera en su trato y
siempre tenía fricciones con los demás.
Y la lija estuvo de acuerdo, a condición que fuera expulsado el metro
que siempre se la pasaba midiendo a los demás según su medida, como si
fuera el único perfecto. En eso entré el carpintero, se puso el
delantal e inició su trabajo.
Utilizó el martillo, la lija, el metro y el tornillo.
Finalmente la tosca madera inicial se convirtió en un lindo mueble.
Cuando la carpinteria quedó nuevamente sola, la asamblea reanudó la
deliberación. Fue entonces cuando tomó la palabra el serrucho, y dijo:
Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el
carpintero trabaja con nuestras cualidades.
Eso es lo que nos hace valiosos. Así que no pensemos ya en nuestros
puntos malos y concentrémonos en la utilidad de nuestros puntos buenos
La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el tornillo
unía y daba fuerza, la lija era especial para afinar y limar asperezas
y observaron que el metro era preciso y exacto.
Se sintierón entonces un equipo capaz de producir muebles de calidad,
orgullosos de sus fortalezas y de trabajar juntos.
¿Ocurre lo mismo con los seres humanos?
Observen y lo comprobarán. Cuando en una escuela el personal busca a
menudo defectos en los demás, la situación se vuelve densa y negativa.
En cambio, cuando tratamos con sinceridad de percibir los puntos
fuertes de los demás, es ahí donde florecen los mejores logros
humanos.
Es fácil encontrar defectos. Cualquier tonto puede hacerlo, pero
encontrar cualidades, eso es para los espíritus superiores que son
capaces de inspirar todos los éxitos humanos.
Jorge Bucay.
Un camellito sabio.
Una madre y un bebé camello estaban descansando, y de repente el bebé
camello pregunta...
-...Madre:¿puedo preguntarte algunas cosas?
Mamá: ¡Claro que sí ! ¿Por qué hijo, hay algo que te molesta ?
Bebé: ¿por qué los camellos tenemos joroba?
Mamá: mira hijo,nosotros somos animales del desierto, y necesitamos la
joroba para guardar agua y podamos sobrevivir sin ella.
Bebé: ¿Bien, entonces por qué son nuestras piernas largas y nuestros
patas redondas?
Madre: ¡Hijo, obviamente ellos se adaptan para andar en el desierto,
con estas piernas nos podemos mover por el desierto mejor que nadie !
Dijo la madre ogullosamente.
Bebé: ¿Bien, entonces por qué son nuestras pestañas tan grandes? A
veces esto molesta mi vista.
Madre: Hijo mío, aquellas pestañas largas y gruesas son su tapa
protectora. Ellos ayudan a proteger tus ojos de la arena de desierto y
viento, dijo su madre con ojos llenos de orgullo....
Bebé: ya entiendo. Entonces la joroba debe almacenar el agua cuando
estamos en el desierto, las piernas son para andar por el desierto y
estas pestañas protegen mis ojos del desierto...
¡Entonces qué demonios estamos haciendo aquí en el zoológico !
MORALEJA DE LA HISTORIA:
"Habilidades, conocimiento, capacidades y experiencia unicamente son
utiles si estás en el lugar correcto"
El elefante sumiso.
Cuando yo era chico me encantaban los circos. Lo que más me gustaba
eran los animales, y mi preferido era el elefante. Durante la función,
la enorme bestia impresionaba a todos por su peso, su tamaño y su
descomunal fuerza. Pero, después de la actuación y hasta un rato antes
de volver al escenario uno podía encontrar al elefante detrás de la
carpa principal, con una pata encadenada a una pequeña estaca clavada
en el suelo. La estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera, apenas
enterrado superficialmente. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa,
me parecía obvio que ese animal, capaz de arrancar un árbol de cuajo,
podría arrancar la estaca y huir. El misterio era evidente: ¿por qué
el elefante no huía, si podría arrancar la estaca con el mismo
esfuerzo que yo necesitaría para romper un fósforo? ¿Qué fuerza
misteriosa lo mantenía atado?
Tenía 7 u 8 años, y todavía confiaba en la sabiduría de los mayores.
Pregunté entonces a mis padres, maestros y tíos, buscando respuesta a
ese misterio No obtuve una coherente. Alguien me explicó que el
elefante no escapaba porque estaba amaestrado. Hice entonces la
pregunta obvia: "Y si está amaestrado, ¿por qué lo encadenan?" No
recuerdo haber recibido ninguna explicación satisfactoria. Con el
tiempo olvidé el misterio del elefante y de la estaca, y sólo lo
recordaba cuando me encontraba con personas que me daban respuestas
incoherentes, por salir del paso, y, un par de veces, con personas que
se habían hecho la misma pregunta. Hasta que hace unos días me
encontré con una persona, lo suficientemente sabia, que me dio una
respuesta que al fin me satisfizo: el elefante no escapa porque ha
estado atado a una estaca parecida desde que era muy pequeño. Cerré
los ojos y me imagine al elefantito, con solo unos días de nacido,
sujeto a la estaca. Estoy seguro de que en aquel momento empujó, jaló
y sacudió tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo
hacerlo: la estaca era muy fuerte para él. Podría jurar que el primer
dio se durmió agotado por el esfuerzo infructuoso, y que al día
siguiente volvió a probar, y también al otro y al de más allá... Hasta
que un día, un terrible día, el animal aceptó su impotencia y se
resignó a su destino. Dejó de luchar para liberarse. Este elefante
enorme y poderoso no escapa porque cree que no puede hacerlo. Tiene
grabado en la mente el recuerdo de sus inútiles esfuerzos de entonces,
y ha dejado de luchar. Nunca más trató de poner a prueba su fuerza.
Cada uno de nosotros es un poco como ese elefante: vamos por el mundo
atados a cientos de estacas que nos restan libertad. Creemos que no
podemos con un montón de cosas, simplemente porque alguna vez probamos
y no pudimos. Grabamos en nuestra mente esas palabras: no puedo, nunca
podré. La única manera de saber cuáles son nuestras limitaciones ahora
es intentar de nuevo, poniendo en ello todo el corazón.
Jorge Bucay
Jorge Bucay
Suscribirse a:
Entradas (Atom)